Por Héctor A. Villalva.
Un día después de haber organizado una protesta sindical que devino en un accidente vehicular de consideración, la diputada priísta, Blanca Águila, sigue con su intento de que el director administrativo de la secretaria de salud sea removido. Aquí no se defiende a Julio Meneses, pero vale la pena aclarar unos temas.
Durante sus múltiples mensajes, Blanca ha sostenido hasta el cansancio que los alimentos de los hospitales se encuentran en ocasiones en mal estado, pero lo ha hecho con vídeos que bien podrían bajarse de youtube sin mayor problema, ella es químico de profesión, ya hubiera realizado un estudio que corrobore sus dichos, pero noooo.
Lo que le duele a la líder sindical, es que el proveedor de alimentos que, junto a la tuza aguamielera de Mariano González, consintió durante casi 10 añotes, en los que seguramente le daban mochada, en los que le organizaban banquetes personales, y en los que le llevaban hasta el recaudo a su casa. Lo anterior se terminó pues el contrato con el proveedor llegó a su fin, y el nuevo proveedor pues simplemente no le da canonjías a la diputada.
Imagínese que mientras uno de los corifeos y plumas pagadas de Blanca Águila se queja de la inflación, la diputada durante casi 10 años, no tuvo la necesidad de comprar insumos para hacer su comida, porque el proveedor hasta los moles de su pueblo le pagaba.
Si la señora quiere comer, ahora tendrá que hacerlo con su salario, que no es poco, pero que sea de su dinero, no a costa de contratos y acuerdos oscuros en los que el dinero del pueblo se vea involucrado.
A la diputada le duele ya no tener dinero sucio para comprar su ropa Blanca y limpia.