Por Héctor A. Villalva
La publicación del decreto que establece limitantes para la venta de alcohol generó opiniones diversas, algunos grupos empresariales se dijeron en contra de las medidas que hoy, al escribir estas líneas ya aplican en todo el estado.
Quisiera hablar de un caso particular que sucedió hace algunas semanas y que estuvo -al menos en el reporte policial- relacionado con el consumo de alcohol. Muchos recordamos lo ocurrido el domingo 17 de julio en Xaltocan, donde la detención de un sujeto presuntamente manejando en estado etílico devino en la quema de la comisaría.
A decir de los policías municipales de Xaltocan, que, por cierto, fueron despedidos en su totalidad días después de lo ocurrido, Quirino N. conducía un vehículo presuntamente en estado de ebriedad, por lo que procedieron a su detención “por cometer faltas administrativas”.
Quirino N. y un joven, iban en su vehículo, provenientes del campo de beisbol de San Simón, donde según algunas fuentes, minutos antes se habría llevado a cabo una trifulca entre los asistentes y partícipes del rey de los deportes. Se desconoce su nivel de alcohol en sangre o aliento ya que en el vídeo de la detención no se aprecia la aplicación del alcoholímetro, pero a decir de los policías su comportamiento era errático.
Quirino N. falleció minutos después de su detención en los separos, lo que provocó que habitantes de Xaltocan se trasladaran a la comisaría para protestar por lo ocurrido, todo comenzó con pintas y pedradas hasta terminar con la quema del edificio policial de reciente construcción.
Lo cierto es que los policías recibieron el pitazo de la trifulca provocada por los ánimos del deporte en supuesta combinación con alcohol, y como no tuvieron en valor de trasladarse al campo de beisbol en cuestión, mejor decidieron pescar a uno que otro que se viera sospechoso y medio pedo.
Una de las restricciones del consumo de alcohol, establece que en 150 metros a la redonda queda prohibido su consumo en campos y unidades deportivas, si bien ha sido una tradición, el pasado 17 de julio se convirtió en pretexto policial para golpear a un hombre hasta provocarle la muerte.
Ojalá que esta medida sea funcional, porque lo que vimos hasta antes de su entrada en vigor es otro asunto igual de importante y preocupante: la nula capacitación policial de la que hablaremos en otra ocasión.